martes, 28 de febrero de 2012

Mítica Ruta 40


Hola a todos. Para variar un poco las cosas esta entrada la escribiré yo, Roberto.
El último día que estuvimos en Gobernador Gregores fue también el día que nos despedimos de nuestros compañeros de viaje: Koala y Fita. Fué una mañana triste. Nos despedimos de ellos y también de nuestro amigo de Rio Gallegos: Cacho. La noche anterior habíamos ido a comer una parrillada los cinco y en el restaurant conocimos a dos argentinos que venían de norte a sur por el camino que tendríamos que hacer nosotros de sur a norte, el tramo mas difícil de la ya afamada y temida Ruta 40. Los dos tipos estaban embarrados hasta el cuello y exhaustos. Nos contaron que la ruta estaba dificilísima, con piscinas de barro, que se habían caído varias veces y que ya no daban mas de cansados. Dani y yo nos asustamos más aún y al día siguiente decidimos hacerle frente al problema: nos pusimos nuestros trajes para la lluvia y salimos de todas formas, a pesar que el clima estaba amenazador.
Los primeros kilómetros fueron tranquilos, en una carretera de asfalto que están recién terminando, había que pasar de una pista a otra tratando de buscar la mayor cantidad de asfalto posible, hasta que en un punto el asfalto se acabó y empezó el ripio, el ripio pasó a tierra, la tierra a barro y el barro a piscinas de barro que parecían de chocolate derretido. Todo lo que nos habían contado el día anterior era verdad.


Seguimos adelante y por culpa del barro tuvimos nuestra primera caída... muy lenta, sobre el barro. Nos dió un ataque de risa porque quedamos embarradísimos. Levantamos la moto, tratamos de seguir y a los pocos metros nos fuimos al suelo nuevamente. El camino nos lanzó hacia una orilla y quedamos metidos en un montículo de donde nos costó salir, pero después de un rato lo logramos. A esas alturas más encima nos empezó a atacar la lluvia y los granizos.




Después de tantos inconvenientes, decidí que sería mas fácil andar por fuera del camino, entre las plantas... CUEEEENNK!!! ERROR!!! Avancé unos metros y quedé enterradísimo, tanto que entre los dos no podíamos ni mover la moto. Mientras descansábamos de hacer tanta fuerza en vano, apareció Antonio, un gaucho a caballo de como 70 años, quizas más, con sus botas de goma, unos binoculares al hombro y por supuesto su boina, y nos ofreció su ayuda. Entre los tres pudimos sacar la moto del hoyo en el que estaba y pudimos seguir por unos cientos de metros más, hasta que nos pegamos nuestro tercer porrazo, el que fue más fuerte ya que se salió la maleta del lado de la caída, lo que nos desprotegió las piernas. Ambos quedamos atrapados con nuestras piernas izquierdas bajo la moto... pero comprobamos que la adrenalina te hace más fuerte porque de un envión levanté la moto para zafar a Daniella. Revisión rápida, nada había pasado. Teníamos una maleta en el suelo y ya no podíamos más de barro, por lo que decidimos hacer parar a alguna camioneta (a todo esto en el camino no pasaba NADIE salvo el gaucho, un auto que se quedó atrapado en el barro también y un par de vehículos 4x4) para que nos ayudara llevándose nuestra maleta caída y a Daniella, ya que la conducción sin copiloto en el barro es mucho más fácil. Para nuestra suerte a los pocos minutos pasó una camioneta 4x4 y además era de chilenos! La hicimos parar y nos ayudó de inmediato. Daniella se subió atrás, en el pick up, ya que estaba muy embarrada. Y así seguimos: yo en la moto con una maleta menos y Daniella en la camioneta. A los pocos kilómetros comenzó de nuevo el asfalto, y con nuestros nuevos amigos de la camioneta decidimos seguir hasta Perito Moreno, donde debía haber combustible, hotel, y cualquier otra cosa que pudiéramos necesitar. Quedaba harto por andar hasta la ciudad y estábamos agotados, hambreados y a esas alturas con muchas ganas de ir al baño, pero no paramos para no perder la ayuda de los chilenos.





El camino hasta Perito Moreno fue de lo mas extraño: la Ruta 40 en esa zona está siendo pavimentada, por lo que se estaban realizando muchos trabajos. Había zonas de ripio, otras asfaltadas, otras a medio asfaltar... era como un laberinto, había que buscar y analizar cual era la mejor opción, si subirse a la zona asfaltada, si meterse al ripio (habían aún zonas con barro). En las porciones asfaltadas nos cruzábamos con zanjas gigantes que había que hacerles el quite por un lado, yo en moto exploraba y le avisaba a la camioneta que podíamos cruzar.
Una vez en Perito Moreno nos despedimos de nuestros salvadores, y en ese mismo lugar nos encontramos con un motociclista viajero, quien nos dice que ya ha preguntado en todos los hoteles, hostales, hospedajes, cabañas y no queda cupo para nadie. Daniella entró a un hotel que tenia un letrero "todo ocupado" para pedir prestado un baño y preguntó si tenía espacio para tres personas. El dueño dijo que si, que una reserva no se presentó y tenía una habitación para dos y una para una persona (y que su acento chileno la salvó ya que no le arrendaba a argentinos jaja)... perfecto!!! 
A la mañana siguiente, mientras empacábamos la moto, nos encontramos con el colega canadiense. Venía viajando desde Alaska y quería llegar a Ushuaia, y llevaba viajando apenas tres meses y medio... muy poco!!! Viajaba muchos kilómetros diarios y su ruta era algo recta, pero de todas maneras nos impresionó. Viajaba en la misma moto que nosotros pero modificada a su gusto.



Juntos los tres, buscamos al dueño para pagarle. No lo encontramos. Lo esperamos, no llegaba. Llegó, entró apurado, salió apurado, no nos tomó en cuenta. El canadiense dijo "lo siento, no voy a andar persiguiéndolo para pagar, por lo menos lo intenté" se subió a su moto y se fué. Con Daniella nos miramos, lo pensamos, nos subimos a la moto y también nos fuimos... Nuestro primer "perro muerto" del viaje. Lo sentimos, pero de verdad la situación fué extraña. Pensamos que el dueño el día anterior estaba medio borracho y esa mañana ya no nos recordaba, ni siquiera saludó cuando pasó a nuestro lado. Además, el hotel estaba totalmente lleno de gente extranjera, estaba ganando dinero de todas formas (era bastante caro!).
Y así sintiéndonos unos fugitivos seguimos nuestro camino. Próxima parada: Chile Chico y luego la Carretera Austral!

1 comentario:

  1. La media aventura!!! Que suerte la de encontrar habitación y mas encima no pagar!!!

    Un besito!

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