viernes, 4 de mayo de 2012

Brasilia, Capital Federal


Al descender los cerros adoquinados de Ouro Preto para dirigirnos hacia la carretera, notamos que la cadena de la moto estaba algo suelta y sonaba por debajo de mis pies. Bajamos hasta la parte plana de la ciudad y estacionamos la moto para que Roberto le pudiera hacer algunas modificaciones. Unos días antes, en Niteroi, la había notado suelta ya y la había tensado, pero algo no quedó bien y desde ese entonces sonaba un crujido cada vez que retrocedíamos. 
Estacionamos la moto en el primer lugar plano que encontramos, desembalamos las herramientas y, a penas él se puso a reparar, salieron un montón de escolares desde un centro deportivo aledaño. En cosa de segundos la moto quedó rodeada de niños curiosos tocando todo, preguntando de todo, y riéndose de como hablábamos ya que nos entendían la mitad de lo que decíamos. Fue algo estresante en un comienzo, ya que la moto no estaba bien firme sobre el suelo y pensábamos que se podría caer sobre alguno de ellos (cosa que si sucedió al rato, pero sin consecuencias). Fue también muy entretenido conversar con ellos... son muy alegres. Me quedó grabado un niño que nos preguntó: "¿ya recorrieron la ciudad?, es una ciudad histórica!". Y dijo con un orgullo tremendo. Fue muy lindo darse cuenta de la educación cultural e histórica que reciben estos niños. 


Después de mucho trabajo, Roberto logró arreglar lo mejor posible para esas circunstancias el desperfecto... y muertos de calor decidimos seguir nuestro camino. Seguía sonando, pero menos.
Salimos de Ouro Preto tarde, tipo mediodía. Nuestro objetivo era Brasilia, pero nunca pensamos ir de una tirada porque eran muchos kilómetros. Así que esa tarde paramos a la mitad del trayecto, en las afueras de una ciudad llamada Tres Marías, para continuar temprano a la mañana siguiente... y así fue. 

Después de andar mucho, cuando nos faltaba muy poco para llegar a Brasilia, sentimos una brusca pérdida de tracción en la moto y nos detuvimos a las afueras de la ciudad de Cristalina para revisar qué había sucedido. Yo estaba segura que había sido la cadena, debido a que sentí que me rozó la bota. 
Al bajarnos de la moto nos encontramos con que el problema de la cadena... era que no estaba la cadena! Se había roto y expulsado hacía atrás y nosotros habíamos llegado varios metros más allá simplemente con el vuelo. Lo malo no era realmente la cadena, sino la catalina (la pieza con engranajes que afirma la cadena a la rueda de atrás) que estaba totalmente gastada y casi sin dientes. Al estar así, la cadena se esfuerza más para dar la misma cantidad de vueltas. 


Sin la cadena, no se puede andar. Así que Roberto partió caminando a recuperar la cadena y ver si tenía alguna solución. Después de eso, no nos quedó más que esperar. Lo bueno es que aún era temprano, tipo 3pm. Pensamos que la opción era parar algún auto y pedirle que nos tiraran -con nuestra cuerda de tiro- hasta un mecánico. Como era de imaginar... ningún auto nos socorró. Entonces empezamos a hacerle señas a las motos, lo que si nos dio resultado. Se detuvo una "moto-taxi" (primera que vimos, pero en esta zona es muy común). El conductor nos preguntó qué sucedía y, como un ángel caído del cielo, llamó por celular a un amigo mecánico quien llegó al rato a ayudarnos. Primero intentó reparar la cadena ahí mismo, pero igual la tuvo que llevar hasta su taller para después retornar con la pieza arreglada. Después de que la instaló en su lugar, lo seguimos hasta su taller con la moto para ver si tenía a la venta alguna catalina que nos sirviera de repuesto.


Debido a la hora, decidimos que debíamos quedarnos esa noche en Cristalina para no arriesgar quedarnos varados a la orilla del camino y a oscuras. La moto quedó servible, pero en cualquier minuto podía gastarse completamente la catalina dejándonos en pana de nuevo. Le preguntamos si conocía algún hotel barato y nos invitó a alojar a su casa. Nosotros claramente nos sorprendimos, pero ya que su mujer estaba de acuerdo y nosotros teníamos que ahorrar para poder comprar los repuestos... aceptamos. La familia de Homero (el mecánico) esta compuesta por él, su esposa y sus dos hijos -María Eduarda de 6 años y John Pedro de 4 años- y viven en una casa de un piso que por fuera se ve pequeña... pero por dentro es enorme! Dormimos en una pieza que medía unos 4 x 7 metros, realmente grande. Los niños son tremendamente conversadores y compartimos un rato alegre con la familia, cenando comida casera y viendo tele. Esta vez si que nos sorprendimos con la generosidad de un total extraño quien nos recibió en su casa como si fuéramos familia. A la mañana siguiente despertamos muy temprano para tomar desayuno con ellos antes de sus trabajos y nos despedimos. El nos reafirmó que si teníamos cualquier problema en el camino hasta Brasilia, no dudáramos en llamarlo. Gente buena.

Cruzamos los dedos, esperando que la moto nos llevara bien hasta Brasilia... y partimos. Eran tan sólo 120 km. así que las probabilidades eran buenas. Anduvimos más lento ese día, para no forzar el arreglo y funcionó! Llegamos a la Capital de Brasil al mediodía, muy temprano para registrarse en un hotel, pero de todos modos comenzamos nuestra búsqueda.
Roberto había buscado mucho por internet lugares para hospedarnos, y Brasilia es súper caro. Encontró un hotel que parecía prometedor, en un buen barrio y muy accesible así que nos dirigimos primero ahí. 


El motivo por el cual visitamos Brasilia, en primer lugar, es porque arquitectónicamente es reconocida a nivel mundial. Al planear nuestra ruta a través de Brasil, hicimos un gran desvío sólo con el propósito de llegar aquí. Es la capital del país, pero a la mayoría de los brasileños no les gusta y en varias ocasiones cuestionaron nuestra decisión. 
Es una ciudad absolutamente diferente y casi contraria a la cultura del país. En general, las ciudades crecen y se forman de a poco y con el tiempo obteniendo su identidad propia. Brasilia es una ciudad diseñada y creada con el propósito de ser capital del país... ya ese factor la hace completamente diferente a todas las ciudades de casi cualquier lugar. Fue proyectada por un urbanista principal (Lúcio Costa) y un arquitecto principal (Oscar Niemeyer -amigo y alumno del urbanista), e inagurada en 1960. 

Habíamos visto muchas fotos de edificios íconos, pero no sabíamos con exactitud a lo que íbamos, hasta ese día. La confusión comenzó cuando buscábamos el hotel mencionado, el GPS tenía todas las calles y aún así nos perdimos muchas veces. La dirección del hotel era: Av. W3 Sul, Quadra 704, Bloco M, Casa 09, así que con eso me imagino que ya pueden imaginarse la situación. Había que andar por una gran avenida principal, que tenía salidas con números... y después de salir, encontrar una manzana específica y un predio específico... 
No entendimos nada y pedimos indicaciones en varias estaciones de servicio hasta finalmente llegar a la dirección deseada. Y al llegar, una gran desilusión: el dichoso hotel (que aparecía en internet con muchísimos años de experiencia en el rubro hotelero, etc) era casi una mediagua, una especie de choza con tablas clavadas al exterior y una bandera brasileña pintada sobre un portón metálico. Nisiquiera nos antojó preguntar, ya que se veía una estafa con todas sus letras. Del interior salió un caballero, quien nos indicó otra dirección cercana... y al llegar fue la misma situación. Son casas privadas que arriendan habitaciones ilegalmente, aprovechándose de que los hoteles sean tan caros. Pero las arriendan caras y con mal servicio.
Un rato antes, al perdernos, habíamos visto un letrero indicando "sector hotelero sur" así que optamos por ir hacia allá. Cuando llegamos, nos encontramos con un gran conjunto de hoteles de muchas y pocas estrellas pero todos caros. Ya habían transcurrido al menos 2 horas desde que entramos a la ciudad y estábamos comenzando a desesperarnos, cuando hallamos un centro de informaciones turísticas junto a los hoteles. La verdad es que la mujer que atendía sólo tenía información de los hoteles caros, así que no nos sirvió mucho... pero al menos conseguimos un mapa de la ciudad. 


Ahí pudimos comprender su funcionamiento. La verdad es que el diseño es bien interesante y muy práctico a nivel de plano (todo organizado por 2 ejes principales perpendiculares, calles numeradas, manzanas correlativas y predios asignados por letras)... pero llevado a la realidad es absolutamente terrible para transportarse ya que además de todo, las calles transversales no son continuas. 

Pedimos internet prestado y hallamos el único hostel de la ciudad, que costaba menos que todo lo demás (pero aún más caro de lo que habíamos pagado ultimamente). Dispuestos a conformarnos con lo que fuera, fuimos al Hostel. Queda retirado del centro, en las afueras de una reserva natural y por fuera parece cualquier cosa menos hostel, pero por dentro estaba bien decente. Finalmente alrededor de las 3 pm nos instalamos, cambiamos de ropa y salimos a buscar donde almorzar (que era otro trayecto largo ya que no había nada cerca y no existe un centro normal con comercio, así que nos indicaron donde había un sector de restaurantes y en su defecto, malls). 

Inmediatamente después, comenzamos la búsqueda de los repuestos para la moto. Queríamos recorrer pronto los atractivos de la ciudad para dejar de odiarla, pero era mucho más urgente solucionar primero el tema de la moto. Tuvimos muchísima suerte y, a una cuadra del restaurante en que almorzamos, nos encontramos con una tienda de repuestos. No tenían lo que necesitábamos, pero habían varias tiendas más ahí cerca... y descubrimos un barrio del tipo calle Lira de Santiago. Después de mucho preguntar, encontramos una tienda que tenía la cadena indicada y podía encargar la catalina desde Sao Paulo, lo cual demoraría hasta el lunes (y era jueves recién). El motivo por el cual no podíamos encontrar la pieza, es que nuestra moto (Kawasaki KLR 650) no se vende en Brasil, por lo que tampoco existen las piezas. 
Haber encontrado esa tienda fue algo bueno pero, antes de concretar la compra, decidimos ir a la oficina de Kawasaki de Brasilia para ver si tenían las piezas y así contar con la garantía y seguridad que ofrecen los productos originales. Llegar al sector industrial y encontrar Kawasaki fue otra odisea, y cuando llegamos resultó que tampoco las tenían. La persona que nos atendió hizo varias llamadas y encontró la pieza en una tienda en Sao Paulo también. Optamos por comprarla a través de Kawasaki, que era un poco más caro, pero nos dio más confianza. De todos modos, habría que aguardar hasta el lunes.
Con todo ese agetreo, se nos fue el día. Buscamos un supermercado, compramos provisiones para varios días, y volvimos al hostel para cocinar, cenar y finalmente descansar. 

El viernes a primera hora fuimos a comprar la cadena al barrio de motos (porque en Kawasaki sólo nos traían la catalina) y luego salimos a recorrer la ciudad con la moto. Todos los atractivos turísticos se encuentran dispuestos a lo largo de uno de los ejes principales, que se llama "eje monumental". Comenzamos nuestro paseo llendo hasta lo más lejano de nosotros... que es el conocido puente JK. Luego, devolviéndonos siempre por el eje monumental, visitamos la Catedral Metropolitana y el Museo Nacional (donde vimos la exposición de un maravilloso artista del comic, Ziraldo). Todo esto, al igual que todos los íconos de la ciudad, son obras de Oscar Niemeyer. 





Oscar Niemeyer es un famoso arquitecto brasilero, conocido a nivel mundial por sus diseños atrevidos. Es muy difícil hallar un ángulo de 90° en sus proyectos, los cuales son siempre inspirados en las curvas de la naturaleza como las flores y el cuerpo de la mujer. Actualmente tiene 104 años y sus obras siguen inspirando. 
A nuestro punto de vista, sus trabajos siempre buscan destacar y convertirse en "tarjetas postales" de la ciudad en que se emplazan. Como nos dijeron por ahí, "Niemeyer como arquitecto... es un gran escultor!". A nivel práctico, cuesta encontrar un correcto funcionamiento al interior de sus edificios (como nosotros apreciamos en el Museo del Ojo en Curitiba, en el edificio de embarque en Niteroi, y en la Catedral de Brasilia hasta el momento), pero por fuera son siempre únicos y llamativos, con el sello Niemeyer. 


Además de los monumentos mencionados, pasamos por muchísimos más... como los ministerios por ejemplo, que son todos iguales y están a ambos lados del eje monumental (el espacio entre ambos lados se llama Esplanada de los Ministerios). Esa tarde vimos mucho movimiento en ese lugar, estaban armándose escenarios y puestos en honor al aniversario n° 52 de la ciudad de Brasilia. Ya nos habían contado que el sábado era el aniversario de la ciudad y además feriado nacional por el Día de Tiradentes. Así que el día siguiente lo dedicamos a visitar las atracciones de esas celebraciones. 
Fuimos con la intención de primero almorzar allá y al llegar nos encontramos con la avenida principal cortada para vehículos y otorgada a los peatones. Nos estacionamos patudamente con el permiso de un guardia en un lugar para funcionarios del evento y así dejamos bien protegida la motito. Además de todas las celebraciones, en esos días estaba montada la 1° Bienal Brasil del Libro y de la Lectura en el mismo lugar. Lo primero que hicimos fue buscar donde almorzar (comimos acaí na tigela, una especie de helado demasiado rico) y luego recorrimos los pasillos de la muestra. Estaba absolutamente repleto de gente.
Esperamos a que bajara un poco el calor para salir a recorrer lo demás... pero cuando lo hicimos, nos encontramos con muchos techos instalados para el evento sin propósito. Es decir, mucha producción de infraestructura y muy poco con lo que entretenerse de veras. Caminamos muchísimo para ver si había algo de que nos estuviéramos perdiendo, pero en realidad no había más. Nos tiramos un rato al pasto en la sombra que hacía un escenario y muchas personas hacían lo mismo, descansar al aire libre. Más tarde, caminamos un poco más y vimos una gran exposición de globos aerostáticos que eran muy lindos. Caminamos hasta donde termina el eje monumental, el edificio del congreso: uno de los edificios más icónicos de Brasilia, y obvio que otra obra de Niemeyer. Es realmente un lugar bonito. 
A la noche habría un concierto en el escenario principal, pero nos dio nervios dejar la moto estacionada sola hasta tan tarde y preferimos devolvernos al hostel. Además estábamos cansados de tanto caminar y tanto calor.


El domingo fuimos a ver el monumento más nuevo de Brasilia, una torre de televisión digital que Niemeyer proyectó con el fin de usarse también como mirador. Nos habían dicho que aún no estaba inagurada, por lo que no se podría subir a ella. Está bien lejos del centro, pero de todos modos queríamos verla de cerca... porque se veía desde toda la ciudad y a lo lejos ya era impresionante. Al llegar, se ve magestuosa y grande. Parece ser inspirada en la forma de una flor.
Había una tremenda fila de gente y nosotros entramos a una oficina para preguntar si se podía subir, o para qué era esa fila. Nos atendió un guía quien nos consiguió subir a la torre sólo debido a ser extranjeros. Resultó ser sólo el segundo día en funcionamiento y todos querían subir. La tremenda coincidencia! No nos emocionó tanto estar arriba ya que no se siente mucho la altura, pero el edificio en sí es maravilloso. 


Después de eso, queríamos ir al parque nacional Agua Mineral que se encuentra ahí cerca pero cuando llegamos nos dijeron que ya había ingresado la capacidad máxima de visitantes diaria y que regresáramos al día siguiente. Entonces, decidimos seguir en la moto hasta otro el Parque de la Ciudad para conocerla y descansar un poco. Este parque nos desilucionó, ya que era idéntico a todos los áreas verdes de la ciudad... amplias planicies de pasto con árboles flacos plantados a una distancia equitativa (la ciudad está llena de estos espacios, pero sin veredas o cruces peatonales para llegar a ellos... permitiéndonos sólo apreciarlos desde el vehículo en marcha). No sabemos por qué este parque se diferenciaba de los demás áreas, y no nos interesó bajarnos ahí. 
Seguimos turisteando y llegamos a otra torre de tv (que también tiene mirador) y además un museo de gemas... pero que está cerrado por remodelaciones. Ahí nos estacionamos y descansamos cerca de una gran fuente de agua cuyo rocío se esparcía con el viento, refrescándonos un poco. También recorrimos una gran feria artesanal que está ahi cerquita. 


Ya agotados una vez más, regresamos al hostel. En los hostel, suele haber vida comunitaria y es fácil conocer gente. Nosotros nos habíamos hecho amigos de una pareja de alemanes y una brasileña de Río de Janeiro. Junto a ellos, fuimos en micro esa noche hasta la explanada para ver unos conciertos que darían en honor al aniversario. Vimos un poco de Chico César (artista de Brasilia) y luego a Caetano Veloso (conocido artista nacional). Estuvo bastante bueno y novedoso para nosotros, pero un poco complicado de entender lo que decían por el idioma. 

El lunes tempranito fuimos a la oficina de Kawasaki en el sector industrial. Finalmente había llegado nuestro encomienda. Para nuestra mala suerte, la pieza que llegó no era el original. La persona que nos atendió nos había dicho que esto podría suceder, ya que él la consiguió a través de alguien que no conocía y no a través de Kawasaki mismo. De todos modos, se veía como una buena y resistente pieza y la aceptamos ya que tampoco habían más opciones. Ahí instalaron la nueva catalina y la nueva cadena y la moto quedó lista para viajar, pero decidimos hacerlo al día siguiente para salir temprano. 

En esos momentos comenzó a llover, así que descartamos la idea de ir al parque nacional. En vez, decidimos ir al congreso ya que ahí hacen visitas guiadas gratuitas todos los días y los alemanes nos contaron que era bien interesante. Habíamos preparado unos sandwiches para hacer picnic, así que nos sentamos en el pasto al medio de la explanada de los ministerios a almorzar. Es increíble como cada cosa que uno hace en esta ciudad hace que la ame y la odie a la vez! Para poder estacionarnos con la moto dimos millones de vueltas y finalmente nos estacionamos en uno de los ministerios, para sentarnos... no había ni un árbol para sombra ni una banca, y así suma y sigue. Sin embargo es todo tan interesante a la vista que no se puede odiar. 



El tour por el congreso estuvo bien, y cambió un poco mi perspectiva de los interiores de las obras de Niemeyer ya que los espacios están muy bien logrados y fue muy placentero. Al salir, fuimos a conocer la Plaza de los Tres Poderes (judicial - legislativo - ejecutivo) que se nos había escapado antes. Ahí se encuentran el Tribunal Supremo Federal, el Palacio Presidencial y el Congreso Nacional. La plaza en sí no tiene gracia, pero los edificios de sus contornos son muy interesantes y sacamos fotos lindas junto a un maravilloso atardecer.


Apenas comenzaron a caer gotas de lluvia, arrancamos y regresamos a empacar todo. Estuvimos cinco días en esta ciudad caótica en su orden y la odiamos y amamos a su vez. Sin duda, valió la pena de conocer y la recomendamos a full... pero para una visita corta, jeje! 

6 comentarios:

  1. xuuuu la mansa odisea... pero weeno, gajes del oficio no mas.. XD... = loco, una ciudad diseñada y pensada para ser capital... me da la sensacion de todo muy estructurado... pero al menos en las fotos... se ve bonita... suerte , cuidense ysigan pasandolo pulentoso !!!

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  2. pd: como dice la Dani, que es la redactora ;-) si... simplemente GENTE BUENA el mecanico y su familia...:D !

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  3. rara para el despelote caracteriztico de los brasileños.abrazos e nformen de la travesia a manaos

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  4. Por lo mismo... la odiamos y amamos a su vez!! Abrazos Perro chico :)

    Tendremos el spot prendido todo el tiempo... mañana en teoría el barco zarpa al medio día pero recibimos comentarios de que se caracteriza por atrasarse.
    A penas volvamos a la civilización, daremos noticias!
    Abrazos

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  5. Muy entretenidso los detallados relatos de Dany y en este lugar debe haber disfrutado toda la arquitectura de la ciudad.
    Ahra vienen relatos del viaje hacia Manaos cierto?

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    1. Exactamente!! Primero el camino hasta Porto Velho y Luego el barco!besos

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