miércoles, 22 de febrero de 2012

El Calafate y las despedidas...


Debido a la extensa conversación en la Confitería, ese día partimos muy tarde (alrededor de las 1pm). Así que decidimos parar lo menos posible en el camino y así llegar de día a El Calafate. No respetamos nuestra "ley de los 100km" (nos detenemos cada 100km andados, para estirar las piernas y retomar energías) y por milagro, ese día no nos hizo falta. Al parecer, nos comenzamos a alejar de los vientos extremos del sur y los caminos se hacen cada vez más tolerables. Nos detuvimos los 4 a almorzar en un poblado llamado Esperanza. 



Poco después, seguimos hacia El Calafate. Llegamos de día y nos instalamos en un camping en pleno centro de la ciudad. Luego de armar las carpas y quitarnos la ropa de moto, salimos a recorrer a pie. El Calafate es bonito, tiene un aire a Pucón. Justo en esas fechas estaban celebrando fiestas de la ciudad, por lo que había un gran escenario con shows, artistas nacionales, ferias costumbristas y puestos de comida. Fuimos a verlo la primera noche, y era bien grande el evento. Más tarde, cenamos pastas en un pequeño restaurant, sólos los dos. 


El segundo día en El Calafate, fuimos al Parque Nacional Los Glaciares. Es un lindo parque... donde su principal atracción es el glaciar Perito Moreno. Qué hermoso glaciar!!! 





Imagínense que lo que se ve sobre la superficie es algo así como sólo el 15% del total de su altura!!! Es realmente hermoso. Pudimos apreciar algunos desprendimientos (pedazos de glaciar que se separan y caen al agua)... es realmente sorprendente y maravilloso de observar, y a la vez triste pensar lo que significa esto suceda con tanta frecuencia. 

El glaciar se aprecia a la vez de recorrer largos senderos que atraviesan el bosque. Durante este recorrido conocimos a Gustavo, un mexicano del DF que lleva 11 meses viajando en su moto. Ha hecho practicamente el mismo recorrido que nosotros 2 planeamos seguir... por lo que a la noche lo pasamos a buscar a su hostal y salimos a cenar los 3. Conversamos harto, nos dimos consejos mutuamente y pasamos un buen rato. Ahí mismo nos despedimos, ya que a la mañana siguiente seguíamos nuestro camino. Así son las amistades del camino... aún no me deja de maravillar lo simple que es conocer gente que anda en las mismas que nosotros, y son todos buena tela!


Una vez más, al día siguiente, desarmamos campamento y volvimos a subir a nuestras motos. Nos cuestionamos el camino a seguir, ya que una opción muy recomendada era ir a El Chaltén. El lugar al parecer es muy lindo, y tiene mucho para recorrer, como el cerro Fitz Roy, cascadas y un glaciar. Sin embargo, todas esas cosas se hacen a pie y nosotros no estamos equipados para hacer trekking, por lo que decidimos no ir. De esta forma, también avanzaríamos más rápido hacia el norte para cumplir los plazos que tienen nuestros amigos para regresar a Santiago y retomar sus responsabilidades. Acordamos llegar esa noche a Gobernador Gregores -ciudad de paso- para luego seguir hacia Chile Chico y comenzar nuestro viaje por la Carretera Austral de Chile. 

Partimos juntos desde el camping, pero nos separamos sin querer y luego no nos pudimos volver a encontrar. Ya que sabíamos que todos íbamos a la misma ciudad, decidimos seguir y estar atentos a ellos y, en última instancia, buscar a nuestros amigos cuando llegásemos.

El inicio del viaje estuvo muy tranquilo y lindo. Cruzamos el río Santa Cruz: precioso, color turquesa y con muchas curvas, por lo que lo veíamos una y otra vez y lo cruzamos en dos oportunidades con puentes. 



Vimos muchos motociclistas y ciclistas viajeros en el camino, es muy entretenido. A la altura del río La Leona, paramos a almorzar una cosa poca en un restaurant antiguo que al parecer tiene mucha historia. Seguimos rápidamente nuestro camino... y llegamos a Tres Lagos, donde nos desviamos a otra ruta por error y nos tuvimos que devolver para encontrar la temida ruta 40. Nos encontramos con una bencinera, donde otra vez no había abastecimiento... unos alemanes que andaban en un auto arrendado nos regalaron un poco. Ellos andaban con una mujer francesa, quien lleva más de un año viajando en moto con su marido y estaban con problemas con su amortiguador trasero. Ya que a nosotros nos lo arreglaron hace poco en Punta Arenas, les dimos algunos datos. Ella nos dio algunos datos también, ya que han pasado por muchos lugares por los que también iremos nosotros. 


A penas seguimos andando, partió el ripio y los trabajos en el camino. La temida Ruta 40 se empezó a dar a conocer. Tuvimos una suerte increible ya que no nos tocó viento y se supone que eso es lo peor de esa ruta, sin embargo nos sorprendió lo malo que está. Es una obra que está en construcción, por lo que uno debe ir constantemente por desvíos que son todos de tierra. Estos desvíos constan de tierra tan mixta que a ratos toca piedrecilla suelta, luego arena, luego tierra compactada, todos los tipos de tierra distinta que se pueden imaginar. Como los desvíos están tan poco mantenidos, para la moto era practicamente imposible avanzar por ahí así que, cada vez que era posible, nos subíamos al camino central que sería la futura carretera pavimentada. A veces era mejor por ahí, a veces peor... era una ruleta rusa. La moto se tambaleó en varias oportunidades. Roberto me asombró con su buen manejo de la moto... y salvamos invictos. No nos caímos ni una vez.



Llegamos a Gobernador Gregores tarde, cuando ya comenzaba a caer la noche y no encontramos a nuestros amigos... así que buscamos donde alojar. El Venezolano nos había dado un buen dato unos días antes: la casa de un ex-policía, quien arrendaba piezas en la parte de atrás. Llegamos ahí, cocinamos unas pastas 3 minutos para pasar el hambre y nos dormimos, que manera de estar agotados!

A la mañana siguiente nos levantamos para re-armar la moto y seguir. Roberto fue a llenar el estanque y el bidón con bencina y cuando regresó me contó que encontró a Koala con la Fita y que se habían accidentado en la ruta. Menos mal que no fue grave, pero la moto quedó con problemas, y ellos con moretones y bien adoloridos. Para más remate, alojaron en una hostal donde la dueña era una loca que agarró a combos a Koala y tuvieron que salir arrancando de ese lugar. Por suerte quedaban habitaciones en nuestro hostal y se quedaron con nosotros. 


Obvio que nosotros no nos fuimos ese día. Había mucho que conversar. Paseamos un poco y cocinamos para almorzar en nuestra hostal. Cacho, nuestro amigo de Río Gallegos fue a buscarlos para llevarse la moto en camioneta y a ellos a su casa, hasta que tengan bien decidido que harán ahora. Nos da muchísima pena que nuestro viaje en común termine de esta forma. Sabíamos que nos separaríamos en algunas semanas más, cuando ellos regresaran a Santiago y nosotros a seguir nuestro rumbo... pero no nos imaginamos que sería se esta manera. Estoy muy feliz de que no les haya pasado nada grave... y aprovecho esta instancia para decirles que nosotros los extrañaremos mucho! Esperamos que puedan seguir sus vacaciones, aunque éstas tomen otro rumbo. Y al regreso a Santiago nos vemos!


3 comentarios:

  1. una maravilla,que les puedo decir...adelante siempre adelante,con 30 años menos estaria en la ruta.los quiero.abrazos

    ResponderEliminar
  2. Que buenos relatos, espero cada uno de ellos para compartir en virtual sus aventuras. Recién me he podido registrar, para lo cual debí crear una cuenta en gmail, pero era necesarios para enviar los comentarios. Sigan adelante, un gran abrazo a ambos.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias!!! Me alegro mucho que nos acompañen de esta forma :D Un abrazo

      Eliminar