domingo, 29 de abril de 2012

Niterói y Río de Janeiro


Al despedirnos de nuestros amigos en Ubatuba, ya conocíamos nuestra siguiente parada: Niteroi (ciudad aledaña a Río de Janeiro), donde nos recibiría nuestro nuevo amigo George.
Como mencionamos en "São Paulo y São Sebastião: del caos al relajo.", Oliver nos contactó con su mejor amigo. Roberto conversó con él por celular menos de 3 minutos y nos extendió la invitación de quedarnos en su departamento cuanto quisiéramos. Fue algo maravilloso, ya que muchos nos habían advertido de los peligros de la ciudad de Río debido a sus favelas. 

El camino costero entre Ubatuba y Río de Janeiro es espectacular... muy similar a la ruta hasta Ubatuba desde São Sebastião. Durante el trayecto pasamos por una planta nuclear al borde de la carretera, en las afueras de la ciudad Angra Dos Reis. Fue algo impresionante, ya que nosotros jamás habíamos visto una en persona. En Chile la energía nuclear es un proyecto impensable debido a la gran actividad sísmica que hay, pero cosas así se pueden hacer en Brasil sin problemas, ya que no hay terremotos o temblores aquí. Sin embargo, desconcierta un poco ya que sin duda hay muchas condiciones para obtener energía de formas más naturales en este país, por lo que nos preguntamos si será realmente necesario?



El resto de la ruta estuvo muy bien. George nos indicó que desde que entráramos a Río, debíamos seguir siempre por la avenida principal ya que si uno se sale puede adentrarse en una favela (la parte turística de la ciudad está al final de la Av. Brasil y hacia la costa). 
Para llegar a Niteroi, debíamos cruzar totalmente la avenida... y continuar hasta cruzar el Ponte Río-Niteroi (el puente que conecta ambas ciudades). Con 13 km. de extensión, es el más largo de latinoamérica y el séptimo más extenso del mundo. Cruzar ese puente se sintió como un cuento de nunca acabar, ya que más encima era hora pic y ese puente es el único trayecto vehicular entre ambas ciudades. Es algo impresionante. 


George nos insistió que teníamos que llegar con luz de día, por lo que cuando lo llamamos para avisarle que llegamos bien, se alivió bastante (eran las 6pm y ya se había hecho de noche). Nos reunimos con él en una estación de servicio en Niteroi, él llegó en su moto KTM 990 adventure R y Roberto se asombró porque esa es una de sus motos soñadas. 

Desde un comienzo, hubo muy buena onda entre nosotros. Él es una persona muy alegre y conversador y nos acogió muy bien. Hablamos un poco y nos indicó que lo siguiéramos hasta su hogar. Vive en un edificio muy bonito justo frente a la playa. La moto quedó muy bien guardada en su estacionamiento y nosotros también muy bien en nuestro cuarto. Esa noche, después de tomarnos unas ricas duchas, salimos a cenar a un restaurant cercano donde sirven buffet por kilo (algo muy común en Brasil y que nos agrada mucho). Volvimos temprano a dormir porque habíamos llegado muy cansados.

A la mañana siguiente, nos despertamos, dejamos ropa lavándose y salimos a tomar desayuno. George nos había dejado las llaves del departamento para que pudiéramos manejarnos con nuestros horarios, ya que era día de semana y él tenía que trabajar. Se mudó hace relativamente poco al departamento y no tiene refrigerador, así que todas las comidas durante nuestra estadía -incluyendo el desayuno- fueron fuera. Nos recomendó un mini supermercado que tiene un café al interior con mesas y sirven un poco de todo, buen lugar. 
Ese día lo destinamos a ir a conocer la ciudad de Río. No quisimos salir en la moto, así que fuimos a pié. Como alternativa a cruzar la bahía por el puente, existen ferries. Nosotros cruzamos en uno que zarpa desde la playa Charitas, muy cercana a donde hospedamos, y demora 15 minutos en cruzar al otro lado. El lugar donde se compran los pasajes y se espera el barco es un edificio hecho por Oscar Niemeyer (famoso arquitecto brasileño), el primero de cuatro de sus obras que veríamos en Niteroi. 


El trayecto en el ferry fue muy corto y los paisajes costeros de ambas ciudades son realmente bonitos e interesantes. Hay muchas cosas en que entretener la vista y no alcanzamos a apreciarlas realmente, ya que las ventanas estaban sucias y no se puede salir al exterior. Este barco está pensado en el ejecutivo, quien quiere llegar rápido a su trabajo o casa... y es muy amplio y con asientos cómodos. 

Llegando al puerto en Río comenzó nuestra aventura. Sabíamos lo que todos saben de esa ciudad: queríamos visitar el Cristo, el Pan de Azúcar, y las playas Copacabana e Ipanema... no sabíamos nada más, ni sabíamos cómo llegar a esos puntos turísticos. Debido a eso, nuestro plan era encontrar una oficina de informaciones turísticas y pedir un mapa e información. En el puerto nos indicaron que había una a un costado de la catedral, por lo que caminamos en esa dirección... y no encontramos dicha oficina. Le preguntamos a unos policías y no nos supieron responder. Así que decidimos caminar hasta el aeropuerto (que está dentro de la ciudad, en el borde costero) donde George nos había dicho que de seguro habría atención al turista. Luego de caminar muchísimo bajo pleno sol, llegamos a las informaciones del aeropuerto y no tenían nada de información! Ni siquiera un mapa... super útil. 
Conseguimos colgarnos de una red de internet wi-fi de una tienda al interior del aeropuerto y encontramos la dirección real de la oficina CAT (centro atención turista). Por supuesto que esa oficina estaba a unos pocos pasos de donde nos encontrábamos en un comienzo... y nos tuvimos que devolver, una vez más con todo el calor de la tarde. Nosotros definitivamente no estamos acostumbrados a ese calor tan elevado y húmedo, extrañamos el frío!


Cuando finalmente llegamos a informaciones, nos atendieron súper bien y nos dieron mapas y guías con información. Lo fome fue que a esas alturas ya eran las 5 pm, muy tarde para comenzar a turistear. Así que caminamos de regreso al puerto para regresar. El ferry que tomamos a la ida no era la única opción y a la vuelta optamos por un ferry mucho más barato que se toma en el mismo lugar pero atraca cerca del centro de Niteroi, en un puerto más lejano al edificio de George. Este barco es muy distinto al primero que tomamos, es el principal transporte popular. Estaba repleto y el lugar de espera para subirse estaba comparable con la estación Baquedano del metro de Santiago un día viernes a las 6 pm. El barco tiene una capacidad tremenda de personas, tiene asientos al interior y al exterior... y además muchísima gente se va de pié (en el otro barco no se permitían personas de pié). Fue toda una experiencia. Nosotros nos fuimos parados en uno de los pasillos exteriores y estábamos de lo más felices, ya que vimos todo lo que no pudimos apreciar a la ida... sacamos muchas fotos, y disfrutamos de la fresca brisa del atardecer. Al llegar a puerto, buscamos una micro que nos llevara hasta playa Charitas y ya está! Demoramos como una hora el llegar, pero ahorramos dinero y conocimos parte de la vida cotidiana de la gente, muito bom!



George ya había llegado y al rato salimos a caminar. Nos llevó a conocer su club náutico Río Yacht Club (en Niteroi). Es un lugar muy tranquilo y agradable. A diferencia de la mayoría de estos clubes, sólo se admiten embarcaciones a vela (no se aceptan motores). A Roberto le gustan mucho los barcos, pero principalmente los veleros. Cuando chico, compitió bastante en el sur de Chile con muy buenos resultados. 
Habían varias personas en el club haciendo uso de la parrilla común y compartimos con algunos amigos de George, mientras cenamos ahí. Fue una noche agradable. Después de comer, regresamos al departamento... (no estaba muy cerca, caminamos 2.2 km de ida y 2.2 km de vuelta) y llegamos a dormir. 

Al otro día teníamos determinado conocer todos los lugares de Río que nos interesaban. Así que, ahora con mapa en mano, salimos a pasear con la moto desde temprano. Cruzamos el largo puente y atravesamos el centro de la ciudad para llegar al cerro Corcovado, donde se encuentra el Cristo Redentor. Decidimos ir ahí primero porque se sabe que siempre se llena mucho de gente y es difícil sacar fotos. 
Cuando llegamos a los pies del cerro, nos detuvieron unas personas del parque para darnos indicaciones... y nos preguntaron si queríamos un guía para no perdernos. Nos pareció algo extraño y les dijimos que subiríamos solos. Más arriba otras personas más dudosas nos ofrecieron también sus servicios (los cuales tienen precio elevado) y volvimos a rechazarlos. Hacen parecer como que fuera peligroso subir solos, para lucrar con el miedo de los turistas... pero la verdad es que no pasa nada. Sólo se permite el acceso vehicular hasta la entrada al Parque Tijuca. Ahí hay que estacionarse, pagar la entrada, y subir al Cristo en una van gratuita. Todo junto nos salió $39 reales, lo que equivalen a $10.000 pesos chilenos para que se hagan una idea y si uno acepta los servicios clandestinos de guía, puede pagar hasta 4 veces más.


Antiguamente había que subir como 200 escalones para llegar a los pies del Cristo, pero hace tiempo se modernizó y hay servicio de ascensor y escaleras mecánicas. Yo tengo problemas con las piernas al caminar mucho, así que enterarnos de esto fue muy agradable. Subimos y apreciamos la magnífica obra (que al saber que se confeccionó el año 1921 por un escultor francés, y se elevó quién sabe cómo hasta la punta del cerro más alto de Río en aquélla época cuando no existían las grúas de hoy, adquiere mayor valor). Nos tomamos hartas fotos, como es costumbre ahí... y apreciamos también las hermosas vistas que desde ahí se ven. Luego, bajamos por las escaleras y almorzamos en un pequeño local que se encontraba ahí mismo.



Después del Corcovado, quisimos ir al Pan de Azúcar. Esta formación rocosa natural es otra de las "postales" más conocidas de Río. No fuimos al cerro mismo, pero es posible subir en funicular (tiene un costo elevado). En vez de eso lo observamos desde la Praia Vermelha, una pequeña playa que está a su costado. Esta playa nos encantó, está en plena ciudad pero por algún motivo es muy poco transcurrida. Tiene un paisaje hermoso, arena gruesa, palmeras, pocas olas... para mí es la playa perfecta. Si trabajara en Río, iría todas las tardes a relajarme ahí. 
En ese lugar probamos por primera vez el coco gelado, no nos gustó mucho... pero es refrescante y había que probarlo! 


Al poco rato, seguimos nuestro camino y paseamos con la moto por las famosas playas Copacabana e Ipanema. La verdad es que, con nuestra sorpresa, no nos llamaron la atención ya que hemos visto playas mucho más lindas en Brasil. Seguimos paseando por los barrios turísticos, de ahí nos adentramos un poco al centro para mirar algunas construcciones interesantes, y luego nos volvimos a meter al taco de la hora pic para atravesar el puente de vuelta a Niteroi. Al llegar al otro lado del puente, retornamos a la casa de George por la costanera... para así visitar el "camino Niemeyer". Este arquitecto, reconocido por sus obras fuera de lo común, tenía 4 edificios en Niteroi. El primero ya lo mencioné, y los otros tres se encuentran cerca del puente. El más destacado es el MAC (museo de arte contemporáneo), otro parece que es el museo del Cine o algo así y el otro está clausurado entonces nunca supimos de que era. Todos sin embargo, únicos en su especie.



El día siguiente era sábado y había una regata en honor al aniversario n° 98 del Río Yacht Club. George nos había comentado de este evento mucho antes de que llegáramos, y él participaría. Como ya mencioné antes, a Roberto también le gusta mucho velerear... y George le consiguió un lugar! Así que con mucha alegría, formó parte de la tripulación de un velero de 45 pies (muy grande y lujoso) donde disfrutó mucho y para más remate, obtuvieron el 1° lugar! Fue un gran y bonito evento, y después todos celebraron en el club. 


A la noche salimos a dar una vuelta... en las motos de George. El día antes, él adquirió una scooter para transportarse más fácil al trabajo así que ahora tiene 2 motos. La primera moto es la KTM y se la prestó a Roberto para que la probara. Yo probé las dos, jaja. Estoy segura que éste fue uno de los días más emocionantes para Roberto...


Cenamos en la calle, en un puesto de cachorros (hot-dogs) y regresamos al departamento a empacar nuestras cosas, ya que a la mañana siguiente partiríamos temprano a seguir nuestro camino. El domingo montamos todo en la moto y fuimos a desayunar junto a George... y luego nos dijimos adiós. 


George es una de las personas que conocimos en este viaje que sabemos que seguirá siendo nuestro amigo. Realmente gracias por todo... esperamos encontrarte en alguno de los caminos futuros, en un próximo viaje tal vez, y de seguro en Chile! 


domingo, 22 de abril de 2012

Ubatuba "O melhor lugar do mundo é aqui!"


Hace 4 años Roberto hizo su primer viaje en moto, en el cual llegó hasta el Cuzco, Perú. Durante su travesía rumbo al norte, 4 motoqueros vestidos con cuero lo detuvieron para pedir información de ruta. Iban en 2 motos. Su primera impresión fue chistosa, ya que él pensó que eran "piratas del camino" o algo similar... pero a la poca conversa se dio cuenta que no era así. Decidieron seguir el camino juntos por unas horas, hasta que sus rutas se bifurcaran... pero el lazo quedó hecho, además de una invitación de alojar en casa de dos de ellos si alguna vez pasara por Ubatuba, Brasil. Y así fue! 

Después de São Sebastião, partimos rumbo a la casa del amigo "Indio Velho" -como se hace apodar Carlão- el amigo de Roberto. El camino costero entre Praia Toque Toque Pequeno y Praia Grande de Ubatuba es realmente hermoso: curvas constantes, altos y bajos, floresta contínua y sobretodo la más maravillosa vista de playas y mar que se aparece tras cada curva. 


Esto también le quita velocidad al manejo y nos demoramos bastante en llegar hasta nuestro destino. Después de perdernos un poco dentro de la ciudad y pedir indicaciones más de una vez, llegamos a la casa alrededor de las 8pm. Indio Velho y su esposa Sonia nos recibieron con una felicidad notable, ya que pensaron que nos había pasado algo por nuestro retraso, y nos invitaron a pasar e incluso a cenar. Yo no los conocía pero me sentí acogida inmediatamente. Viven en una casa hermosa, trabajada y arreglada por ellos mismos. Es muy grande (tiene camas para 15 personas) pero sólo viven ahí ellos dos, su hijo Pedro y su perrita Amy Winehouse. 


Ellos arriendan la casa por temporadas y fines de semana. Nosotros llegamos el día Jueves antes de Semana Santa, por lo que justamente ese día llegaría una familia que había arrendado la casa para el fin de semana largo. Cuando la casa se arrienda ellos habitan una pequeña casita aledaña a la casa grande, perfecta para ellos pero no lo suficientemente grande para recibirnos ahí. Nosotros no sabíamos esto antes de ir y les dijimos que no teníamos problema en buscar un alojamiento por ahí, pero ellos ya habían previsto la situación y nos acomodaron en un departamento donde estaban quedándose por vacaciones un hijo de ellos (Moreno) y su polola (Denise). Así que por todo el fin de semana nos quedaríamos ahí, y desde domingo en la noche estábamos invitados a la casa. Nosotros no queríamos inconvenir a nadie, pero Moreno y Denise resultaron ser muy amables y nos sentimos a gusto de inmediato. 
Esa noche nos instalamos en el departamento, nos duchamos y conversamos mientras comíamos fruta brasileña. Fue divertido tratar de conversar en más "portu-ñol" que español y aprendimos varias palabras nuevas, además de enseñarles algunas en español chileno. 

Nuestros anfitriones Carlão y Sonia nos tenían varios panoramos planeados para el fin de semana, por lo que a la mañana siguien despertamos temprano y fuimos todos juntos (ellos en su moto, nosotros en la nuestra, y Denise con Moreno en camioneta) a una playa que queda a unos 20km de Praia Grande, llamada Prumirin. A ellos les encanta esa playa y a nosotros también nos fascinó. No sabemos si es siempre así o no, pero había una tranquilidad inmensa con muy pocas personas. El cielo estaba nublado y amenazaba con llover... por lo que no hacía demasiado calor y fue agradable. Carlão conocía a la gente de un pequeño local de comida y tragos que estaba en la playa misma y un garzón nos atendió en la playa, llevándonos las cosas hasta nuestro quitasol. Comimos pastéis de camarão (empanadas de camarón), ellos bebieron cervezas (ya que en Brasil está permitido beber alcohol en cualquier lugar) y me regalaron una caipirinha de morango (frutilla) demasiado fuerte, que compartí con todos los demás jajaja. Nos sentimos muy descansados.


Después de la playa, nos fuimos los cuatro en las dos motos a recorrer un poco los alrededores y nos llevaron a conocer una cachoeira (cascada) muy linda con varios niveles de roca y piscinas naturales. Roberto y Carlão incluso se bañaron ahí. Es chistoso como acá todos encuentran el agua helada y nosotros, que estamos acostumbrados a las playas chilenas, siempre lo encontramos calentito. 
Cuando nos volvimos a subir a las motos, comenzó a lloviznar... y al poco andar llovió con más fuerza. Nadie se inmutó ya que están super acostumbrados a esas lluvias, tan características de Ubatuba. A nosotros tampoco nos molestó porque era lluvia tibia y agradable para refrescar la piel... tan contraria a las lluvias santiaguinas. Seguimos recorriendo así en las motos mientras nos daban un paseo por el centro de Ubatuba. 

El día siguiente también nos tenían otra playa como panorama, pero ya que había llovido mucho pensaron que podía seguir así y optamos por ir a la playa grande, que está a tan solo dos cuadras del departamento donde alojamos. Esta playa es totalmente contraria a la del día anterior... ya que estaba colapsada de gente, y eso siendo temporada baja. Como lo dice su nombre la playa es bien grande, en longitud, pero es bien angosta también. El nivel del agua subió muchísimo mientras estuvimos ahí y nos tuvimos que correr como cuatro veces. La arena es gruesa y rica para meter los pies, hay hartos locales de comida, puestos donde venden bikinis y ropa de playa, y muchísimos vendedores ambulantes con artesanías, lentes de sol y comida. Comimos varias cosas ricas, como abacaxi havai y pastéis feitos. Además, en uno de los puestos adquirí un nuevo bikini más a tono al lugar y un pareo colorido (para dejar de usar la misma toalla para ducha y playa, y es muy práctico ya que se dobla pequeñito y seca rápido!). 



Esa noche nos reunimos todos en el quincho del edificio para un rico asado, o como le dicen aquí churrascos. Invitaron también a Arthur y Katia, las dos personas que iban en la otra moto esa vez hace cuatro años en que Roberto conoció a Indio Velho. Ellos estaban muy motivados con vernos y hacernos preguntas de nuestro viaje. Lo más entretenido para mí fue ver la reacción de ella cuando me preguntaba cosas de mujer, como "cuánta ropa se lleva sobre una moto para viajar un año entero?". 

El domingo salimos una vez más a una playa diferente que queda a pocos kilómetros. Se llama Praia Cedro y para acceder a ella hay que hacer un trecho a pie en bajada, que a la vuelta claramente es subida. Pero vale la pena, porque es muy bonita. Da la sensación de estar escondidos, encerrados entre cerros. Casi no tiene olas. Lo único fome es que al estar entre tantos árboles, el agua y la arena están sucios con hojas y hay muchas abejas e insectos. 
Pasamos otra tarde de relajo, tomando sol, picoteando pescado, y bañándonos. Qué vida! 
Después de la playa, nos llevaron a conocer más lugares de Ubatuba... paseamos por barrios bonitos, la costanera y un muelle desde donde se ve la ciudad desde el frente. Todo muy lindo. 




Esa noche nos mudamos desde el departamento de Denise a la casa de Sonia y Carlão. Nosotros planeábamos en un principio continuar nuestro viaje el lunes en la mañana... pero ellos no querían que nos fuéramos. Y decidimos quedarnos un poco más para poder compartir con ellos en su propia casa. Denise y Moreno se devolvieron a sus casas el lunes (ella vive en Campinas y él en Agudos, dos ciudades más al norte de Brasil), así que nos despedimos ese día. Fue muy agradable sentirnos acogidos por ellos, siendo que eran los últimos días de sus vacaciones... y se los agradecemos muito muito. 

El lunes, al ser día de semana, estuvimos por nuestra cuenta. Sonia tenía que trabajar y Carlão hacer unos trámites... y nosotros aprovechamos de dormir hasta tarde y salir a caminar. Caminamos muchísimo ese día. Nuestra meta era llegar hasta el Trópico de Capricornio... lo habíamos pasado unos días antes, pero como estaba lloviendo no sacamos fotos. Todas las tardes llueve o amenaza con lluvia en Ubatuba (después supimos que le dicen "Ubachuva", o sea Uballuvia), así que caminamos rápido para no devolvernos totalmente empapados. Este es el primer trópico que cruzamos en nuestro viaje, y nos hace recordar que aún no pasamos el límite norte de Chile... ya que el Trópico de Capricornio pasa por la altura de Antofagasta! Wow, y llevamos 11.000 km andados ya!



El martes, lo mismo... salimos a recorrer, pero con la moto. Fuimos hasta el centro de Ubatuba y recorrimos. Además caminamos por la costanera, tomamos ricos sucos 
(jugos) naturales y compramos un sticker de Ubatuba para ponerla en la moto junto a nuestra colección que va aumentando. 




Esa era nuestra última noche con nuestros amigos. Ellos querían que nosotros nos quedáramos hasta el fin de semana, para hacer alguna despedida... pero nosotros teníamos que seguir andando. Nunca habíamos estado tantos días en un mismo lugar, acá nos quedamos exactamente una semana. Para despedirnos, hicieron un buen asado en el quincho de la casa, junto a su hijo Pedro, Arthur y Katia. Fue bien emocionante, nos encariñamos mucho... y como dice Indio, ahora somos "amigos de corazón". Nos hicieron varios regalos: un pareo de Brasil y una bandera brasileña, y más especial aún, nos nombraron miembros de su moto-club. Incluso nos regalaron la insignia bordada, que va en la espalda de la chaqueta motoquera. Jamás nos esperamos algo así. Fue muy lindo, y algo triste... pero nos llevaremos hermosos recuerdos y sabemos que nos volveremos a ver, quizás en Chile! 

Indio Velho Moto Club Internacional
La mañana del miércoles partimos temprano, pero nos fuimos acompañados! Carlão y Sonia nos acompañaron los primeros 70km del camino, hasta Paraty (ciudad histórica), donde nos detuvimos a almorzar algo chico y mirar un poco. Es una de las ciudades más antiguas de Brasil y es muy linda. 



Después de eso, nuestros caminos se separaron... ellos devuelta a Ubatuba, y nosotros hacia Niteroi. Nos dio pena... todo fue tan lindo, nos sentimos tan queridos por ellos... mucho más allá de lo que pudimos imaginar. Sinceramente y de corazón, gracias!!! 


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martes, 17 de abril de 2012

São Paulo y São Sebastião: del caos al relajo.


Después de recibir tanto comentario negativo de São Paulo, dudamos bastante si ir o no a esa ciudad tan caótica. Nos dijeron que era sucia, estresante, peligrosa y demasiado grande. Sin embargo, ¿cómo recorrer tanto de Brasil y no pasar por una de las ciudades más grandes e importantes del mundo?. Decidimos ir de todos modos, siempre preocupándonos de evitar las zonas de peligro y evitar parecer turistas al máximo. 



Así que ese día nos despedimos temprano de nuestros buenos anfitriones en Curitiba y partimos rumbo a São Paulo. Era un largo camino, algo así como 450 km, pero muy bonito con hartas curvas, cerros y follaje tupido. El caos comenzó casi de inmediato debido al gran tráfico de camiones hacia y desde la ciudad. 

Llegamos a las afueras de São Paulo alrededor de las 4 de la tarde, por lo que todo bien hasta ese momento ya que había que llegar antes que oscureciera. El problema es que por estos lados oscurece muy temprano, a las 5:30 hay poca luz y a las 6pm ya es de noche. 
Entramos por la avenida principal y seguimos derecho todo el tiempo de acuerdo a las indicaciones del GPS, para llegar al centro de informaciones turísticas. Nos sorprendimos con lo desordenado que manejan todos, pero lo peor son las motos! Es una cosa terrible, manejan constantemente entre pistas, zigzagueando entre los autos y tocando la bocina para que los autos se corran. Quizás no suena tan terrible, pero no hablo de unas pocas motos, sino de al menos 15 seguidas en cada semáforo. A nosotros nos pareció muy incómodo y ruidoso, y por lo demás no podíamos manejar como moto, sino como auto debido a nuestro equipaje así que se nos calentó mucho el motor y estábamos desesperados por llegar a destino y bajarnos de la moto.


Debido a un accidente de tránsito, había una congestión vehicular terrible y nos demoramos cerca de una hora en llegar a las informaciones turísticas. Luego de conseguir un mapa de la ciudad y algunos datos no muy precisos de alojamiento, salimos a buscar hotel. Habíamos buscado mucho por internet, pero no sabíamos en que sectores de la ciudad se encontraban ya que ésta es muy grande y compleja. En Argentina y Uruguay los centros de información turística eran muy buenos, nos indicaban lugares de alojamiento con sus tarifas y servicios. Eso es una ayuda tremenda para el viajero... así que nos confiamos que aquí sería similar, pero en Brasil al parecer estos centros turísticos sólo sirven para ver qué visitar en la ciudad y no saben nada de hoteles, lo que es muy malo para nosotros!

Vimos varias opciones, pero fue difícil encontrar algo céntrico en buen barrio, con estacionamiento y que estuviera a nuestro alcance. Finalmente llegamos a un hotel que Roberto había visto el día antes por internet y que estaba casi al otro lado de la ciudad, en el barrio Pinheiros. El hotel no era para nada bonito, ni los recepcionistas simpáticos, pero tenía todo lo que nosotros necesitábamos: una cama, un estacionamiento y un baño limpio. Se podría decir que pasamos nuestra primera prueba de esta gran ciudad al no perdernos y mantener la calma! 

Ya era de noche, así que nos cambiamos de ropa y salimos a cenar. A los alrededores habían muchos restaurantes y encontramos un pequeño local donde comimos unos sándwiches muy ricos. El garzón que nos atendió era japonés (y parece que era uno de los dueños), nos habló mucho y nos cayó tan bien que decidimos volver al mismo lugar a desayunar al día siguiente. Por si algún día están por São Paulo, el local se llama Doce & Cia. y es MUY bueno.


Al otro día salimos a pasear para conocer la ciudad y decidimos hacerlo a pie para evitar el tráfico. Tomamos el metro (el cual es muy limpio y similar al de Santiago, con algunas mejoras muy buenas como tener aire acondicionado, permitir bicicletas, y muchas facilidades para los discapacitados) en una estación relativamente cerca al hotel y que estaba en un barrio comercial barato (donde me aproveché de comprar unas havaianas nuevas), y nos bajamos en una estación que según el mapa nos dejaría en pleno centro. Cuando salimos del metro, nos encontramos en una estación ferroviaria muy hermosa y muy llena de gente.
Saliendo de ahí, caminamos en el sentido que nos indicaba el mapa y nos dimos cuenta que el mapa estaba mal hecho!!! Había que ir en sentido contrario. Después de pedirle indicaciones a un policía pudimos retomar el paseo... pero tuvimos que caminar muchísimo para llegar a donde queríamos ir, ya que nos deberíamos haber bajado en otra estación. Maldito mapa! 



De todos modos, estuvo todo bien, ya que pudimos conocer mucho más la ciudad y pudimos observar mejor las cosas a pie. El centro es muy sucio, terriblemente cochino, pero la arquitectura es muy bonita. Además se nota que donde está emplazada eran muchos cerros y para evitar tantas subidas y bajadas conectaron todo el centro con puentes, generando distintos niveles de ciudad. Es bien interesante, a veces uno está caminando y se topa con una calle que está por debajo pero jamás se sintió en altura. Lamentablemente tenemos muy pocas fotos por miedo a vernos muy turistas y llamar al robo. 

Caminamos muchas horas y volvimos a tomar el metro justo antes de que oscureciera. Nos bajamos en una estación de otra línea diferente al que tomamos en la mañana, para conocer otro sector. Este barrio -Santa Madalena- era muy residencial, de casas muy bonitas. En el mapa no aparecían todas las calles ya que habían muchas que eran solamente peatonales, por lo que caminamos simplemente por sentido de orientación... y llegamos a un sector encerrado por plazas y canchas. Para salir de ahí y llegar al hotel, tuvimos que subir y bajar varias cuadras en cerro... pero llegamos finalmente y fue entretenido a pesar de todo. 

Algunos días antes, Roberto consultó información en la página www.horizonsunlimited.com para consejos en São Paulo y alguien le dió los datos de contacto de Atila, quien sugirió que nos juntáramos a conversar y comer algo. Así que esa noche nos reunimos con él, su enamorada Michaela y Oliver (el hermano de ella) para cenar. Nos pasaron a buscar al hotel y nos hicimos amigos inmediatamente. Teníamos mucho de qué conversar, muchas cosas en común y lo disfrutamos mucho. Atila es dueño una empresa de tours en moto llamada Boxer Adventure (www.boxeradventure.com.br) y también es viajero en moto. 
Michaela nos invitó a pasar por su casa cuando quisiéramos, ella y su familia tienen una pousada en la playa Toque Toque Pequeno - São Sebastião - SP. Esto queda a 180 km. de São Paulo, en la costa de Brasil. Debido a su gran amabilidad, y a que nosotros ya habíamos recorrido bastante São Paulo... aceptamos la invitación sin dudarlo. Y como si fuera poco, Oliver también nos consiguió una ayuda grande: alojamiento en Niteroi, ciudad vecina de Río de Janeiro, con su mejor amigo George. Estas 3 personas y nuevos amigos nuestros realmente se pasaron! Qué pena, pero no se nos ocurrió sacarnos una foto!!

Así que al día siguiente partiríamos a la playa, pero antes paseamos temprano con la moto por los lugares de la ciudad que nos habían faltado, principalmente el Parque Ibirapuera y el Ponte Estaiada. Todo muy bonito. 



Mientras paseábamos, Roberto sintió que la moto se calentaba más de lo normal y se dio cuenta que no estaba funcionando el ventilador del radiador de la moto. Esto había pasado una vez antes, en Santiago mucho antes del viaje, y lo había reparado por lo que sabía como volverlo a reparar. Muertos de calor, pasamos a comprar un pegamento epóxico y volvimos al estacionamiento del hotel donde él desarmó casi toda la moto e hizo el arreglo necesario. 




Finalmente, alrededor de las 5 de la tarde estábamos listos para salir de la ciudad... montamos todo y nos metimos a la hora pic del tráfico, demorándonos al menos una hora en salir de São Paulo. 
El camino que tomamos a São Sebastião es por la orilla de la costa y Michaela nos dijo que es hermoso. Fue muy triste porque, después de todo, viajamos de noche y es poco lo que pudimos ver y aún así se notaba realmente lindo con las siluetas nocturnas. Llegamos a la Pousada Aparas en Toque Toque Pequeno a las 10 de la noche! Fue un día muy largo, pero la recepción que nos dieron al llegar fue maravillosa. Michaela aún no llegaba desde São Paulo, así que nos recibió su papá. La habitación que nos pasó era de lujo, todo muy iluminado, cálido y espacioso... con aire acondicionado, ventilador de techo, frigobar y balcón. Nos sorprendimos de la generosidad al invitarnos ahí. Fué maravilloso ducharnos y dormir esa noche. 




A la mañana siguiente compartimos un poco con Michaela y luego fuimos a la playa (que está perfectamente al frente de la Pousada) y descansamos tomando sombra de los árboles. Después disfrutamos de la piscina... y luego a empacar para seguir nuestro rumbo. 
Fue un descanso perfecto. Realmente nos sentimos agradecidos de corazón, y no nos alcanzan las palabras! Definitivamente, los amigos son lo mejor de este viaje.


domingo, 15 de abril de 2012

Camboriú y Curitiba

Después de que nuestros nuevos amigos se marcharon, desarmamos nuestro "campamento" y salimos de Florianópolis muy tarde, a la hora del taco. Demoramos mucho tiempo en dejar la ciudad pero el paisaje es tan bonito que no fue tan terrible esperar. De a poco se fue haciendo de noche y arribamos a Camboriú como a las 8 PM. La carretera hasta ahí está en muy buen estado y es de doble vía.


En Camboriú no teníamos datos donde llegar así que había que armarse de paciencia para buscar algo. Entramos por una calle principal y vimos un hotel que se veía como del tipo de los que podemos pagar, pero lo pasamos de largo y al intentar dar una vuelta a la manzana para volver a él, encontramos otro hotel. Paramos y fuí a preguntar el precio mientras Daniella esperaba en la moto. Estaba algo fuera de presupuesto pero luego de un pequeño regateo, el recepcionista bajó un poco la tarifa y ahí nos quedamos... fué algo asi como un record, no habiamos encontrado un hotel óptimo tan rápido antes. Desarmamos el equipaje, cambiamos de ropa y partimos al centro a buscar comida y hacernos una primera impresión de la ciudad.

Es agradable, no como otros balnearios que hemos visitado donde todo parece inalcanzable y ridiculamente caro. Es algo asi como un poco más para el pueblo, eso nos agrada. En cada lugar que entramos dan por hecho que somos argentinos... Camboriú es el balneario brasileño preferido de los trasandinos, en verano la invaden por miles. Retomando: comimos algo y nos fuimos a dormir.


Al día siguiente salimos semi-temprano y recorrimos la costanera. Es muy lindo, la playa principal es muy grande, limpia y tranquila, con muchos puestos para saborear las tipicas cosas que se pueden comer o tomar en las playas de Brasil, y empezamos a hacerlo comprando el típico choclo cocido (milho o maíz) sentados a la orilla de la costanera. Al rato nos topamos con un centro de información turística y vimos que se podía hacer con un bajo presupuesto y nos comentaron sobre unas playas pequeñas que se llega solo a pié por medio de unas pasarelas de madera que van por la orilla del mar... y eso hicimos.




Cruzamos al otro lado de la ciudad caminando y fuimos a ver esas playitas. Valía la pena totalmente, eran unas playas pequeñas, casi sin gente, casi sin olas y con una excelente vista a la ciudad. Pasamos una horas allí y disfrutamos del agua y la vista. Después, volvimos al centro a comer algo, a cambiar moneda y Dani aprovechó de comprar un diccionario portugués-español-portugues que hace días tenía ganas de comprar. Luego al hotel a preparar las cosas para la partida de la próxima mañana, cuando partiríamos a Curitiba.

En Curitiba nos recibiría Reginaldo, a él lo contactamos a través de www.horizonsunlimited.com, que es una página dedicada a viajeros en moto de todo el mundo. Yo envié un mensaje a la comunidad pidiendo información sobre Curitiba y Reginaldo de inmediato ofreció su casa para alojarnos.

Partimos hacia Curitiba por la carretera, la que tenía mucho tráfico. A la hora de almuerzo paramos en Joinville, una ciudad formada por colonos alemanes. Almorzamos en un restaurante de la cadena Habbib's que es como un McDonald's pero de comida árabe, que se encuentra en todas las ciudades que hemos visitado en Brasil. Teníamos que hacer hora para no llegar muy temprano a Curitiba para que Reginaldo pudiese recibirnos. Seguimos viaje y llegamos a Curitiba. De inmediato notamos que es muy ordenada y cultural, con murales increíbles por todos lados, un sistema de transporte público del cual se basó el Transantiago, y algo que nos llamó mucho la atención, está repleto de araucarias por todos lados.



Hicimos hora otro poco en un parque muy lindo, de los varios que posee la ciudad y luego nos fuimos a casa de Reginaldo. Nuestro nuevo amigo nos recibió con los brazos abiertos en su casa, tenía un cuarto preparado para nosotros, excelente para reponer las energías. Los siguientes 2 días los dedicamos a conocer la ciudad: sus hermosos parques, un impresionante mirador en altura que también funciona como antena de telecomunicaciones (en su interior tiene hermosos murales y obviamente una vista espectacular), las zonas antiguas de la ciudad, el centro, el "exótico" museo del conocido arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, etcétera.



Mensión especial merece el museo, al que en curitiba le dicen "olho" (ojo), ya que su arquitectura es impresionante y en su interior se exhiben otras obras del arquitecto, además actualmente se encuentra en exhibición la obra de un hijo ilustre de la ciudad de Curitiba: Poty, un dibujante y muralista que decoró muchos edificios y rincones de la ciudad, la que nos gustó muchísimo.

Reginaldo también es viajero en moto, ha ido a Chile, Ushuaia y recorrido Brasil... y así para el día siguiente nos tenía un paseo en moto por rutas históricas de la región. Al otro día despertamos temprano y partimos hacia Morretes por un camino historico hermosísimo, que está inmerso en la mata atlántica (así se denomina el tipo de bosque/selva que hay cercanos a la costa atlántica del sur de Brasil), el camino "Serra do Mar".



Lo disfrutamos muchísimo, paramos a almorzar buffet por kilo en Morretes y después de vuelta a casa, había que empezar a preparar todo para nuestra partida a la mañana siguiente, bien temprano, para no llegar a la hora de mayor tráfico a nuestro próximo destino, un destino que todos nos decían que no debíamos visitar por lo peligroso, inmensamente grande, desordenado, de tráfico imposible: Sao Paulo... Pero como no visitarla si íbamos a pasar al lado?!?!?

Muchas Gracias Reginaldo!!! esperamos encontrarte nuevamente para devolverte la mano y para recorrer juntos!!!